martes, 18 de noviembre de 2008

EL FUTURO DE LA WEB 2.O

Cuando aún el concepto Web 2.0 no se ha acabado de instalar en el "usuario de a pie" y su conocimiento y comprensión tan sólo alcanza a profesionales e iniciados, irrumpe en el panorama la idea de la Web 3.0 como presumible evolución futura.

Es complejo todavía precisar qué novedades nos va a traer esta Web 3.0 cuando su paradigma antecesor, la Web 2.0, ni tan siquiera ha alcanzado su pleno desarrollo e implantación. Por ello, vamos a tratar de desgranar algunas ideas que nos acerquen a su presunto significado.

Ya algunos, como Angel Mª Herrera, se permiten anticipar algunas funcionalidades y requerimientos que la Web 3.0 va a poder satisfacer, hipotéticamente:
Reconocimiento de voz o, lo que es lo mismo, sustituir parcialmente el ratón por el micrófono. Algo así como poderle pedir a un buscador que nos busque un término sólo con pronunciarlo al micrófono.
Buscadores que tengan la posibilidad de ofrecer respuestas a enunciados semánticamente complejos, no sólo identificar palabras o grupos de palabras.
Reconocimiento de imágenes, capacidad de identificar formas específicas dentro de una foto.
Buscadores que encuentren menos entradas pero más relevantes, con mayor grado de relación con lo que se esté intentando buscar.

En la misma línea, otros tienden a identificar Web 3.0 con una Web semántica bastante más sofisticada que la actual. Así, Anibal de la Torre afirma:
“… he identificado el concepto de Web 3.0 con el de Web Semántica como una especie de futura Internet en la que las máquinas serán capaces de interpretar textos, valorar su relevancia, extraer ideas clave y asignarles palabras clave; una de las consecuencias más espectaculares que tendrá este avance será el perfeccionamiento de los todavía muy verdes, sistemas automáticos de traducción, lo que permitirá una globalización casi absoluta del conocimiento”.

Incluso encontramos voces muy autorizadas, como Berners - Lee, que tratan de transmitirnos una concepción similar:

“…un portal que anuncie una conferencia incorporaría también una cantidad de información relacionada. Un usuario podría pulsar un vínculo y transferir inmediatamente la hora y la fecha de la conferencia a su calendario electrónico. La ubicación (dirección, latitud, longitud, hasta quizás la altura) podría ser enviada a su equipo GPS y los nombres y biografías de los otros invitados podría mandarse a un listado de mensajes instantáneo. En otras palabras, el lenguaje de acceso de cada página Web podría ser referido a otras innumerables bases de datos, una vez que los diseñadores se pongan de acuerdo en un conjunto común de definiciones”.

Aún hallamos a quienes formulan conjeturas aún mas arrisesgadas con relación a este concepto avanzado de Web semántica:

“…existe otro futuro complementario, en que los espacios físicos y nosotros mismos nos “introducimos” en la Web. Podríamos llamarlo Web 3.0 y sería el resultado de la combinación de tres elementos: las piezas de la Web 2.0, espacios de trabajo colaborativos 3D y herramientas de diseño de mundos sintéticos o virtuales basados en juegos online multijugador”.

Con toda probabilidad, el entusiasmo que están generando las aportaciones de la llamada Web 2.0 nos hace abrigar una cierta euforia en cuanto al ritmo de su evolución y a las potenciales innovaciones significativas que ha de traernos. Y es que a las ideas, a los conceptos, a las teorías les ocurre lo mismo que a las calles, a las plazas o a los edificios de oficinas: si no les ponemos nombre, nos parece que no existen.

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